a veces se seca la piel de la cebolla y otras llora hasta llenar un
mar casi infinito...y es el vaivén que hay entre el mar y el desierto
lo que permite que la vida respire allá donde ocupe lo sea que llene...
yo me dejo llevar a la orilla tranquila o a las rocas mordientes de
sus acantilados... a veces satisfecha, a veces jacobina....casi
siempre esperando que un día se me llenen de flores las palmas
de las manos...